martes, 8 de diciembre de 2015

La navidad de José.


-Muy bien, como es el primer día de clase tras las navidades vamos a contar a nuestros compañeros qué nos han traído los reyes magos -explicó la profesora.

Todos los niños comenzaron a hablar estrepitosamente contando las experiencias de navidad y la mujer tuvo que mandarlos a hacer silencio de nuevo para que pudiesen explicar sus regalos uno por uno.

-Vamos a levantar la mano -comentó- y el que yo señale hablará.

En ese momento un mogollón de manos se alzaron en la clase e incluso con este método los niños seguían haciendo ruido mientras decían “Yo” para que la profesora los señalase.

-A ver Pablo ¿Qué te trajeron los reyes magos?

-Un coche tele-dirigido nuevo -contestó el niño orgulloso.

-¿Y a ti Luisa?

-A mi me trajeron carbón.

El comentario despertó risas entre los pequeños.

-¿Te has portado mal este año?

-No -se rió ella- era carbón dulce.

Entonces José alzó la mano, como uno más entre los muchos niños que la tenían levantada, dejando ver un agujero que su chaleco de invierno poseía. La profesora sabía de su difícil situación familiar así que se quedó sorprendida ya que otros años el pequeño no había recibido regalos.

-¡José!¡Qué sorpresa! ¿Qué te han traído este año a ti?

-Los reyes han sido muy buenos conmigo y me han dejado una caja grande de cartón -dijo.

Todo el mundo esperó expectante y como no decía nada más la profesora retomó la palabra.

-¿Y qué había en esa gran caja?

-Al principio yo no veía nada -narró el niño- pensaba que los reyes me habían engañado pero después mi mamá me explicó que ellos habían metido un poco de su magia en la caja y era toda para mi.

La profesora lo miraba enternecida mientras algunos niños se quejaban de que también querían un poco de magia de los reyes para ellos y entonces José se animó y continuó hablando:

-No creáis que tener magia es fácil, nada más abrir la caja se me escapó toda y mi padre tuvo que ayudarme el resto del día a encontrarla por la casa y devolverla dentro y aún así todavía no la hemos encontrado toda.

Los niños de su clase pronto olvidaron el regalo de José para seguir hablando de juguetes y otras cosas pero el pequeño pidió año tras año cajas de magia para poder jugar un día entero con su atareado padre y nunca jamás perder, olvidar o estropear su regalo más preciado: La ilusión y el tiempo que tenía.
 
 

Dania García-Donas Márquez en Madrid


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