sábado, 9 de enero de 2016

Sombras En Alemania booktrailer





Espero que disfrutéis de este tráiler que he grabado sobre mi libro y que os entren muchas ganas de leerlo :)

domingo, 3 de enero de 2016

De compras con mi padre

Caminar de compras con mi padre es extraño, lo admito. Desde que mis padres fueron separados por el destino, vivo con él en la fría y enorme casa junto a mi hermana pequeña y la cuestión de la ropa es algo extraña. De alguna forma ese apartado siempre ha sido cosa de madres e hijos pero claro, como mi madre ya no está no tenemos otra. Al principio se me hacía raro y puede parecer tontería pero realmente me resultaba muy incómodo viajar con mi padre de aquí para allá en un supermercado o tienda de ropa. Sé que está sonando sexista y todo lo demás, pero es la realidad de lo que siento y no me gustaría maquillarla a la hora de escribir por el simple hecho de lo que pueden pensar. Quizás si mi hermana y yo fuésemos chicos variaría la cosa, pero siendo como es, bueno, mi principal preocupación era, al principio, que tomasen a mi padre como gay al verlo entrar en todos esos sitios de chicas. Aunque en seguida me di cuenta de que puede parecer muchas cosas, pero no homosexual. Después estaba la cuestión del estilo, de lo que pega y lo que no, de lo que es arreglado y lo que funciona como chándal; porque para él unos pantalones cómodos y una camisa deportiva son la prioridad y aunque admito que me encanta vestir así pues es muy cómodo cada ocasión tiene traje. Así que también hemos obligado al pobre a especializarse en moda de salir. La parte del supermercado y la cocina también le cuesta mucho, quiero decir que, a menos de que sea pre-cocinado, pasta o algo que pueda meterse en el microondas... no tiene muchas más salidas, y ahí si que no lo podemos ayudar nosotras, salvo diciéndole que todo lo que cocina nos encanta o comiendo en casa de nuestra abuela.
Al principio no apreciaba todo su esfuerzo pero ahora, poco a poco, me voy dando cuenta de que está haciendo de padre y de madre a la vez para nosotras y eso tiene un mérito increíble, por eso creo que mi padre es como sobrehumano, mejor dicho, es la mejor persona del mundo y mi ejemplo a seguir.


viernes, 1 de enero de 2016

Ampliación de naufrago

Este texto es un tanto especial ya que para comprenderlo deberíais leer antes un trozo de una historia ya escrita, pero intentaré resumir lo mejor posible para que no tengáis que leer demasiado. La novela se llama Relato de un náufrago y fue escrita por Gabriel García Márquez, gran escritor en mi humilde opinión. La cuestión es que leí a penas dos páginas de su relato casi por casualidad y no pude evitar inventar en mi cabeza un final, ya que desconocía el resto de la obra, de modo que os escribo un pequeño resumen de estas dos páginas y seguido el final alternativo que inventé.

RESUMEN:
Un hombre ha naufragado y se encuentra solo y sin comida en una barca durante largas semanas. Trata de comerse las tiras de caucho de sus zapatos o incluso las tarjetas de cartón mojado que llevaba en el bolsillo sin esperanza. Entonces un día ve unas gaviotas que podrían significar que se encontraba cerca de un puerto pero, tras ver varias tardes seguidas a las mismas gaviotas volando sin rumbo fijo comprendió que estaban tan perdidas como él.
Ha sido un resumen demasiado basto pero me gustaría poner sólo lo necesario para que pudieseis comprender la continuación que he escrito a partir de esto.

CONTINUACIÓN:
¿Tenía sentido seguir sobreviviendo entonces? A sabiendas de que cada día te encuentras más lejos de tu destino favorable y más cercano a otro que no lo es tanto ¿Tenía sentido seguir peleando? ¿Sufrir más tiempo si al final acabaría muriendo? ¿Tenía sentido subir el calvario en conocimiento de que arriba no encontraría más que una cruz? Según su mente desgarrada no, quería dejar de sentir dolor, hambre y sed, simplemente pensó que sería fantástico dejar de vivir y eso intentó pero descubrió que no era tan fácil.
Se colocó en el fondo de la barca y amarró las cuerdas a su alrededor asegurándose de que el cuerpo no se le saldría de allí, ya que todo ser humano desea ser recordado y puestos a morir mejor no hacerlo siento pasto de los tiburones, sujetarse al único punto de apoyo estable y positivo que podía quedarle; Mejor pensar que alguien encontraría su cuerpo y sería recordado, enterrado y llorado como Dios manda. Pensar que la gente sabría de su sufrimiento y admiraría el tiempo que permaneció impasible sobreviviendo en su metro cuadrado de barca.
Entonces se paró a pensar, hasta el momento se había encontrado muy ocupado con su propia subsistencia, pensando en sacar comida de donde no la había y soluciones que no estaban a su alcance... y ahora simplemente podía dedicarse a viajar con su mente más lejos que eso, comenzó a sentir, a imaginar, comenzó a recordar...
Y comprendió a qué se referían las monjas que lo educaron cuando le decían que Dios no te pide cuenta de todo lo bueno que has hecho en tu vida sino de lo que has dejado de hacer. Aunque claro, Dios no le hablaba aún, era él mismo el que se estaba exigiendo una confesión sincera y se sorprendió con su paupérrima autocompasión. Resultó que no había nada de: ayudé a mis padres cuando... y mucho de : ¿Por qué no hice...?
¿Quién puede augurar el día de su propia muerte? Nadie posee la capacidad de adivinarlo, y si tuviésemos la oportunidad de saberlo tampoco mucha gente querría tales conocimientos, al menos los sabios rehusarían semejante información. Pero él estaba seguro de saber su muerte próxima, de quererlo.
Y pensó que no había abrazado suficientes veces a sus dos hijos, que no había sonreído todos los días, pensó en esa vez que dejó de ayudar o de trabajar por pereza, cuando se dio por vencido, cuando se guió tan sólo por el dinero en sus acciones, cuando cesó de quererse y valorarse... reflexionando justamente era un idiota de categoría y eso que había pensado siempre que su vida era buena y su carácter aceptable, pero ese fue el problema; que su vida era un regalo, cada día nuevo en el que podía volver a abrir los ojos estaba cargado de felicidad, nuevas oportunidades, amor... y él creyendo que era desgraciado con su “no tan bien pagado sueldo”.
¡Cuántas cosas le habían quedado por hacer! Casi parecía que la lista precisase un par de vidas o tres para completarse y sin embargo había tenido todo una por delante y a penas conseguido cumplir algún que otro objetivo.
Después de este, su momento más cuerdo, llegaron las alucinaciones sobre vivencias al pobre hombre.
Creyó asomarse por el borde de la astillada madera de la balsa para ver las olas golpearla con suavidad y mecerlo a merced del sol abrasador cuando el reflejo de su adorada familia apareció entre las ondas de líquido transparente mezclado con espuma amarillenta; él intentó tocarlos, llegar hasta ellos, pero se encontró con el frío tacto de la mar salada recordándole que nada era real.
Cerró los ojos entonces reteniendo las lágrimas, aunque finalmente acabase por contribuir en aumentar la masa del mar un par de gotas. La única diferencia era que las suyas estaban calientes y adquirían un color oscuro al atravesar su cara quemada por el sol antes de caer y diluirse entre tantas otras gotas... pero, cuando lo hicieron y él abrió los ojos de nuevo, su familia estaba allí. A penas unos metros hacia delante, en tierra firme, vestidos de negro aunque en trajes de tirantas bajo los acusadores rayos del verano, esperándole mientras se servían de un solo abanico para los tres.
No se dio cuenta de si desembarcaba o no, ni de como consiguió librarse de las ataduras o salir de la barca, parecía como si se hubiese transportado allí, junto a ellos. Y ahora estaba abrazando a su hija mayor... aunque de repente ella se asustó y lo apartó bruscamente con sus pequeñas manos observando horrorizada las marcas de dentadura que el padre había dejado sobre su hombro ¿Había mordido a su propia hija? Algo se le murió por dentro de pensarlo ¿Realmente podía el hambre desesperarlo de aquella manera? ¿Podía haberla mordido nada más volver a verla?
La respuesta era que no; despertó en la noche respirando entrecortadamente, lo había soñado, seguía en la barca y no había ni lágrimas, ni tierra, ni familia, ni mordidas, ni espuma, ni ataduras sueltas, ni puerto. Nada.
-¡No puedo simplemente morir! -trató de gritar.
Pero su garganta sólo le permitió forzar un gruñido horrible y desgarrador provocándole un terrible dolor y recordándole su poca hidratación y uso durante el tiempo que permaneció allí.
Se desató desesperado haciendo a sus uñas sangrar con el forcejeo de los nudos gruesos y empapados y levantándose precipitadamente casi perdió el equilibrio; la oscuridad se extendía hasta donde sus ojos no alcanzaban a ver y el frío que tanto añoraba no soplaba en el mar calmo y nocturno. De nuevo ellos estaban allí, sus familiares. Su hija, su hijo y su esposa. Esta vez algo más lejos, esperando en el muelle mientras movían efusivamente las manos haciéndole señas y gritando palabras que se perdían por el camino. El pobre hombre se arrodilló tratando de remar con un brazo y redirigir la embarcación hasta el lugar, pero por más que manoteaba las oscuras aguas no conseguía acercarse, de hecho ellos se alejaban más y más hasta que finalmente se perdieron en la noche.
Por esto llegó el último sentimiento posible, lo asumió. Asumió tras caer derrotado sobre las salpicadas maderas que no iba a verlos más, que no iba a vivir, asumió que estaba alucinando, que podía rendirse como había intentado pero la muerte quería más que eso, ella prefería verlo morir poco a poco mientras se volvía loco y famélico... mas nuestro hombre era más listo, era más rápido que ella. No quería sufrir más sin sentido, ni alucinar, ni sentir hambre, sed o añoranza... volvió a sujetarse con la cuerdas gruesas y saladas al armatoste de madera el brazo izquierdo y arrancando una astilla grande del reposabrazos antiguo y empapado se desgarró dicha muñeca, sorprendido del poco dolor que sintió en comparación a los últimos días infernales procedió con la otra.
Por eso creo que burló al sufrimiento y esclavitud que lo ataban a este mundo, porque fue más listo que la muerte, más cuerdo que las alucinaciones, más persistente que el hambre, más rápido que la sed, más fuerte que la añoranza... y ahora está en un lugar mejor.